viernes, 22 de julio de 2011

PRESENCIA DE AGUA


El área costera, con sus pequeñas planicies precordilleranas está surcada por numerosas quebradas que desembocan al Océano Pacífico. Existen lechos secos y evidencias  que señalan la ocurrencia de aluviones en el pasado. En los cursos superiores de estas quebradas existen aguadas, algunas de muy buena calidad como las aguadas de Paposo y Cascabeles, de las cuales antiguamente se extraían recursos subterráneos para el abastecimiento de los distintos puntos de extracción minera. Por lo general, estas quebradas presentan cauces anchos y profundos, ya que su origen corresponde a épocas de mayor pluviosidad vinculadas a glaciaciones del cuaternario.
En la Cordillera de la Costa como en el litoral, existen diversas vertientes, dispersas en una extensión de más de cien kilómetros. El abastecimiento de estas aguadas, proviene en gran parte, de bolsones cuaternarios, localizados en la estructura geológica subterránea del desierto. Las aguas contenidas se infiltran interiormente siguiendo la pendiente, aflorando en el nivel de las bases de los cerros y quebradas de la cordillera marítima, originando napas también en la planicie costera. (Núñez y Varela, Sobre los recursos de agua y el poblamiento prehispánico de la costa del Norte Grande de Chile)
En el trascurso del año recién pasado (2010) Se manifestó un fenómeno cíclico de lluvias torrenciales, permitiendo la afluencia y reaparición de riachuelos costeros que provocaron un cambio notable en las características de la geografía costera, pudiendo éstos llevar a la confusión de la existencia de "ríos" a los antiguos cartógrafos y cronistas que los describieron en sus registros.

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