viernes, 22 de julio de 2011

RELATO POPULAR. LA VIDA DE UN PRÍNCIPE EN PAPOSO.


Marta Latorre Moreno, hija de Don Juan José Latorre Benavente y de Doña Julia Moreno Zuleta, resultó ser una joven de espíritu inquieto, gran viajera y de conducta un poco extravagante. En unos de sus viajes por Europa, conoció a un aristócrata ruso, este se llamaba Jorge Egbert Maximiliano Lieven, su título nobiliario: Príncipe de Lieven.  Nunca se supo de la veracidad de su alta condecoración ni de cómo llegó a Chile. A pesar de no tener mayores antecedentes de su prometido, Marta decide contraer matrimonio.
Relata el Señor Zenón Astudillo Flores, oriundo de Paposo, a la edad 10 años “trabaje para esta Familia, les ayudaba a alimentar las gallinas, diariamente  recogían entre 40 a 50 huevos y los conejos que tenían eran enormes  parecían perros”, El Príncipe llamaba al Sr. Astudillo con el apodo de CEDRÓN, uno de sus gustos eran que le fueran a buscar cangrejos y le llamaba (patas grandes) “tenía una máquina especial para comérselas, además muy amante de las plantas tenía un invernadero con toda variedad de flores”, lo que recuerda el Sr. Astudillo señala que al Príncipe le llamaban el gringo y también el cónsul, fumaba puro muy fuerte, y le gustaba tomar licores, además recuerda que era muy dictador, una vez cerró toda la bajadas a la playa de Paposo con alambres, pero por orden del Ingeniero Sr. Maturana y los  Carabineros del lugar cortaron el alambrado y retiraron los cercos, esta versión la reafirma Don Aurelio Román Mondaca F .
El Príncipe y sus continuos viajes a Taltal, seguía llevando una vida bohemia y licenciosa despilfarrando el dinero de su mujer en alcohol y generosamente invitando a sus amigos a los salones del Club Taltal la Soc. Protectora de Empleados y otros lugares de recreo.

Durante el Gobierno del Presidente Don Pedro Aguirre Cerda, salió al balcón del segundo piso de la Sociedad Protectora y en un estado de intemperancia manifiesta, comenzando a lanzar proclamas y diatribas contra el gobierno, incitando al pueblo para que se levantara en armas para derrocar al Gobierno Bolchevique de Aguirre Cerda y de esta manera evitar que pasara lo mismo que sucedió en Rusia, donde él y su familia fueron despojados de todos sus títulos y bienes sometiendo al pueblo a la esclavitud más abyecta, esto habría sucedido según su especial punto de vista.
Esta situación que ya se había producido varias veces, llamo la atención de las autoridades de la época. Quiénes inmediatamente tomaron las medidas correspondientes, decretando su expulsión del país, enviándolo en el primer barco con destino al Perú. Doña. Marta Latorre apeló con todas las autoridades para abolir ese dictamen sin logarlo, decidiendo finalmente  reunirse con su marido en el Perú,
A pesar de su ingrata estadía en la Hacienda de Paposo mantuvieron comunicación por muchos años fue con quien fue su Mayordomo y criado, el Sr. José del Transito Almendrares Flores.
Por esta vía se supo tiempo después que Doña Marta Latorre Moreno, ya viviendo en el Perú, se enfermo gravemente, donde posteriormente falleció, lo que se sabe es que de este matrimonio no hubo descendencia.

La historia del  único Príncipe que ha vivido en Paposo y Taltal  su destino final, fue tan oscuro como su procedencia.


EVANGELIZACIÓN y RELIGIOSIDAD


Existe poca información  sobre la religiosidad de los primeros habitantes de la costa de Paposo,  sólo aquellos trabajos arqueológicos que asociaron  sus creencias en torno a la naturaleza. Sus entierros entregan algunas directrices que permiten obtener algunas conclusiones. La posición de sus cuerpos y las herramientas que utilizaron en el diario vivir, el análisis de  sus ajuares funerarios  indicarían la creencia de la vida después de la muerte.
Fueron considerados como “incivilizados”, infieles y un sin número de calificativos despectivos en el período de la Colonia, por el sólo hecho de no estar bautizados, casados o tener una creencia diferente heredada de sus antepasados basada en la veneración y respeto a la naturaleza.
Hacia el año 1757 el Obispo Alday comienza la evangelización buscando la “salvación de sus almas”, sabiendo que la principal actividad de los habitantes de Paposo era la pesca, Alday fija la entrega de cuotas obligatorias de pescado que van en beneficio de la parroquia de Caldera, sumándose a otras medidas abusivas que adoptaban los terratenientes de la costa, dejando cada día más arruinada la población. Este sistema funcionó por décadas. En el año 1789,  una visita del Capitán General del Reino, don Ambrosio O'Higgins al puerto de Caldera, esta ocasión fue aprovechada por la comisión dirigida por el Señor Félix Zuleta para exponer los problemas que aquejaban a los pescadores de Paposo. Resultando con el decreto que autorizó la fundación del pueblo de Paposo.
Al año siguiente, el Capitán de la fragata “Castor”, José de Moraleda y Montero  traía “las maderas y clavezón necesario; pero como es indispensable para ajustar las maderas i concluir todo el edificio un carpintero i talvez alguien oficial que le ayude suponiendo que no pueden faltar en esa villa, tratará  con un buen profesor de ese oficio lo que deba satisfacérsele por su trabajo en el supuesto de que las maderas van labradas pero no lleva aún los encajes i demás ajustes para su trabazón” Así está escrito en una carta enviada al Subdelegado de Copiapó, con fecha 16 de diciembre de 1798.  El templo se construyó en un altillo de dos aguas y sobre un encatrado la campana, sus dimensiones son de 10 metros de largo por 5 metros aproximadamente, con una dependencia o sacristía lindante de 3 metros por lado, lugar ocupado para guardar los implementos necesarios para la misa, construida con buena madera, en un comienzo el techo estuvo cubierto con pajas luego de madera en donde podía escurrir las aguas de las escasas lluvias y proteger a María Santísima que velaba por los desamparados.
Andreu trabajó incesantemente en las sesenta leguas con las habitantes de la costa para cumplir su objetivo. Niños, mujeres y hombre fueron testigos y protagonistas de su obra catequista, permitiéndolo obtener el título de “Príncipe de la iglesia”. Luchando por convertir a la fe católica a los habitantes de la costa y defendiendo los ideales de emancipación del país, sin embargo fue descubierto, encadenado y deportado a España, donde murió en 1819.

En el año 1840, un grupo de sacerdotes se ofrecen para misionar en Paposo, a la cabeza don Rafael Valdivieso, Joaquín Vera como capellán militar y don José Víctor Eyzaguirre. El Arzobispo de Santiago y el presidente de la República toman con gusto la noticia, éste último poniendo a disposición un buque de la armada y todo el apoyo que se pueda entregar.  En una goleta de guerra, la Yanequeo emprendieron viaje dos días demoraron en llegar a Paposo.  alojados en dichas casas lo mejor que se pudo, y a penas se comunicó el aviso de nuestra llegada, cuando todos aquellos habitantes vinieron presurosos a formar a manera de un pueblo cerca del recinto de nuestra habitación, trayendo consigo hasta los rebaños de su ganado. De este modo pudimos con facilidad catequizar a los que ignoraban los rudimentos de la fe y administrar a todos los sacramentos que necesitaban y tuvimos la satisfacción de encontrar en ellos una docilidad humilde, siendo testigos de las demostraciones de ternura con que recibían los socorros de la religión, después de tantos años que se hallaban privados hasta de la visita de sacerdotes” (Matte, 1981: 57)

Hoy en día  la gente de la costa mantiene su carácter y la costumbre de agasajar al foráneo, en la actualidad como forma de agradecimiento se entrega pescado o mariscos a quienes dirigen alguna institución religiosa. Si bien en sus inicios esto fue un diezmo obligatorio hoy en día se hace de manera voluntaria.

No obstante, a la irrupción de la fe cristiana en el mundo chango, el pueblo y sus habitantes del área costera mantienen sus rituales mágicos, ceremonias y manifestaciones, culticas religiosas, las que han aportado a este rico imaginario de supersticiones y tradición cultural ancestral, tanto en el mundo pesquero como minero: ejemplo de ello es mantener colgado en las manos de San Pedro, patrono de los pescadores, una sarta de congrios  para pedir los favores de una buena pesca, paseándolo por la playa con vistosos adornos en las distintas embarcaciones de la caleta, desde la orilla, bailes y cantos adoran a su patrono. En cambio San Lorenzo, el patrono de los mineros debe ser insultado con el fin de aumentar la producción o subir las leyes del mineral, estas manifestaciones de sincretismo religioso permitieron que los santos de la iglesia fueran envestidos y adoptaran la personalidad de deidades locales. 

La medicina popular no está ajena en la sanación de dolencias, incorporando el ritual como parte importante del acto de sanación. La señora Nolvia Salas, residente de la rinconada de Paposo, indica que a sus hijos “los mejora con sahumerio de nido de colibrí o diuca”, cada ave cura males específicos, actuando como intermediario entre la dolencia y el enfermo para que ésta desaparezca, la naturaleza y las experiencias de las personas de más edad mantienen vivas estas tradiciones, traspasándolas a nuevas generaciones.

PLANTAS DE USO MEDICINAL


Producto de miles de años de adaptación de las comunidades costeras, se desarrollo una larga tradición del uso medicinal de las diferentes especies vegetales existentes en el territorio. Se cree que fueron las mujeres de la comunidad, encargadas de la recolección y preparación de alimentos, y de cuidar a los enfermos,  en general labores curanderas y de sanación, fueron quienes  alcanzaron un alto grado de especialización en el conocimiento de las especies  vegetales, donde lograron una selección notable de arbustos, frutos silvestres, plantas comestibles y, especialmente, aquellas especies vegetales que desempeñaron una relevante función medicinal.
Un amplio espectro de males o enfermedades comunes entre los pescadores, que a diario soportaban los rigores del frío derivado de la alta concentración de humedad y de las frías aguas del pacifico. Tal es el caso del reumatismo que provoca dolores permanentes en los huesos, especialmente piernas y brazos. Con frecuencia se empleó, con el propósito de curar estas dolencias, las especies charcoma (Lycium fragosum), manzanilla (Perityle emoryi), Pingo Pingo (Ephedra breana), flor del minero (Centaurea atacamensis), doradilla (Adiatum chilensis),  monte negro (Heliotropium taltalense), Amancay (Balbisia peduncularis).
Para sanar de un resfrió, y aliviar de  la congestión de las vías respiratorias, se recetaba el uso del tronco machucado de la especie malvilla, Cristaria integerrima, para su inhalación, y de esta manera despejar las vías nasales.
Para combatir los efectos de los golpes, producto de actividades extractivas o recolectoras, estos podían ser aliviados con la aplicación de plantas nativas. Si los golpes producen heridas externas, para evitar la infección, se machucan las hojas del vegetal conocido como Espuela de Galán (Tropoelium tricolor), por los lugareños actuales, con el líquido obtenido se limpia la zona afectada. También, de acuerdo a la envergadura del golpe, presumiblemente, fue empleada también como pomada, que permitió atenuar el golpe. Otra posibilidad era machucar las hojas de la planta Oreja de Toro, de la especie Plantago litoralis, luego se tuestan y se aplican. Este último procedimiento permitió disminuir la hinchazón, cubrir las heridas y evitar las infecciones. Seguramente en el siglo XIX, se inició la práctica de emplear, para los golpes, la especie conocida comúnmente como Toronjil Cuyano. Otra posibilidad la constituía la especie nativa Calandrinia grandiflora. También se machuca y el líquido se aplica para disminuir el tejido hinchado.
 “Seguramente, si algún miembro del grupo familiar experimentaba dolores estomacales, quizás por leche de cabra o pescado en mal estado, las mujeres preparaban un brebaje de Calzón de Lagarto (Notholaena mollis), para aliviar el dolor. También se empleó, para este fin, la corteza, el tallo y la flor de la especie Copiapoa cinerea, cactácea que solo en Paposo se encuentra en estado natural.
Naturalmente los niños experimentan estados febriles con temperaturas altas. Para ello se empleaba la especie Ñilhue Chico (Sonchus asper), Ñilhue Grande (Sonchus oleraceus), moliendo la hoja sobre un trozo de género. Luego se exprime y con el líquido resultante se hacían frotaciones en todo el cuerpo para disminuir la intensidad de la fiebre”.
Extracto del libro "Plantas Medicinales de uso Tradicional de la localidad de Paposo" G. Gutiérrez- L. Lazo

CONGRIOS, BALSAS Y GANADO CAPRINO


Bahamonde en su diccionario de voces del Norte de Chile, lo define como: “El más hermoso de los peces nortinos, por su cuerpo elegante, por sus movimientos rítmicos y por su coloración maravillosa”
“Los changos de Paposo salaban y secaban el congrio, así llamado charquecillo, que era negociado, llegando a venderse ocasionalmente en Santiago.  El Gobernador don Ambrosio O’Higgins trató de alentar esa industria incipiente” (Bermúdez, 1966: 16).
Por lo inmediato existió y existe una movilidad del recurso, obligando a trasladarse muchas veces por la costa, con una mentalidad sustentable el recurso, ya que muchas veces lo pescaban sólo por el compromiso que estaba pagado con antelación, lo que indicaría que cuando no pescaban el congrio, se dedicaban a la recolección de mariscos o a consumir lo trabajado en la tierra.
En la actualidad los pescadores de la caleta Paposo, mantienen vigente una serie costumbres y técnicas que han sido perfeccionadas a través del tiempo, sin duda los materiales son distintos pero los ciclos, formas de pesca y caza, tienen sus bases en lo que comenzaron sus antepasados y perfeccionaron los contemporáneos de Paposo, lo que no ha cambiado por siglos es el sabor que tiene en cualquiera de sus preparaciones y prestigio comercial.

El ganado caprino tuvo gran importancia para sus habitantes, ya que entregaba una sabrosa carne (fresca y charqui), leche para beber y preparar exquisitos quesos blancos, para el consumo familiar o muchas veces comercializados en el Puerto de Taltal; un decreto alcaldicio confirma lo anterior  junto con peras de pascua o cueros usados como bajadas de cama, adorno en comedores como alfombras, utilizados incluso en instrumentos usados en los bailes religiosos como en bombos y cajas, apretados los cueros curtidos, comenzaban a recibir los golpes de afinación, así comenzando el deleite de las procesiones de junio. Unos expedicionarios visitan en semana santa del 1886 a Paposo, describiendo:

“Los changos usaban en la costa una embarcación especial para pescar que consistía en dos cueros de cabra o de lobo inflados de aire,-prefiriendo estos últimos cuando podían proporcionárselos de esta clase,-unidos con lijeros y delgados trozos de madera. Colocaban allí las redes y se lanzaban al mar en estas frágiles embarcaciones que eran muchas veces juguetes de las olas, y volvian con la abundante pesca con que se alimentaban” (Donoso, 1886: 40)

“Oscar Bermúdez describe una carta del año 1872, donde se atestigua el interés de los Productores del salitre por disponer de balsas para sus trabajos de embarque. Está escrita por el representante de la firma Soruco y Cia., empresa que explotaba salitre en el cantón de Pisagua, y dirigida a J. J. Aguirrezavala y Cia., importante casa comercial del puerto de Cobija. La empresa salitrera solicitaba de 8 a 12 pares de balsas de cuero de lobo nuevas, que necesitaba con urgencia para el embarque, pidiendo que, de no poder adquirirse en Cobija, se hiciera su compra en la caleta Paposo". (Álvarez, 2003: 42) evidentemente el oficio y técnica de construcción de las balsas de cuero de lobo de Paposo, no fue un tema menor dentro de la población. El grado de importancia que significaba la fabricación de balsas para transportar salitre (industria insipiente) a los buques que esperaban llenar sus bodegas y poder zarpar a otro continente, llevando la riqueza mineral y de identidad-cultural, con la explotación minera la población changa lentamente comenzó a desaparecer de la misma manera como el buque en el horizonte.

PERÍODO HISTÓRICO-MINERO


Durante siglos, se han desarrollado actividades que giran en torno a la vida marítima y minera, en donde niños, mujeres y hombres protagonizan día a día dinamismos que han marcado desde mucho tiempo atrás, la identidad e impronta del Paposino.
La historia de este puerto ubicado a unos 50 kilómetros al norte de Taltal (25o 00’ S y 70o 27’ O), se remonta al 4 de julio de 1679, fecha en que comienza a tener dueño la merced de mil quinientas cuadras, que realizó el Capitán General del Reino Juan Henríquez a Francisco de Cisternas Villalobos, un encomendero atrevido y audaz (persona que debe “cuidar, alimentar y evangelizar” a los aborígenes de América a cambio de un bien) castellano descendiente de conquistadores y proveniente del valle de Copiapó, es considerado el primer explorador.
”La “Hacienda del Paposo”, comprendía mil quinientas cuadras de la época de sur a norte, o sea abarcaba desde Hueso Parado (al N. de Taltal) hasta Miguel Díaz y por el Poniente al Pacífico y por el Oriente hasta las cercanías que miran a la pampa central o llanuras del Desierto”. (Agullo, 1958: 10) Esta gran extensión de tierra no generan los frutos esperados por el Maestre de Campo, los minerales no fueron descubiertos, así que decide detener la búsqueda y dedicarse a disfrutar y trabajar en su merced, en donde el clima, vegetación y ganado menor le permiten asentarse sin problemas.
Esta Estancia que abarca casi un grado geográfico. Al correr los años llega por herencia a doña Candelaria Goyenechea esposa de Miguel Gallo, adquiriéndola al último de los herederos del castellano De Cisternas. “Más tarde la arrendó, por un período bastante largo, D. José Antonio Moreno. Su viuda doña Delfina de Zuleta la adquirió definitivamente en 1889, en subasta pública siendo actualmente propietaria de dicha Estancia la sucesión del Almirante y héroe de la guerra del 79, D. Juan José Latorre” (Agullo, 1958: 10)

Las minas de Paposo, fueron trabajados por el dinámico industrial Moreno, las que hasta la fecha no han cesado sus funciones, en sus inicios explotadas por la parte superior no entregando una buena ley, por ende paralizando muchas veces por los altos fletes y dificultades de la geografía que se presentaban para poder llegar a la costa. Aún así Moreno por el año 1853 realiza sus primeros pedimentos mineros en la zona de punta de El Cobre y Paposo, instalando faenas que le dan fama y fortuna, situándolo a nivel país como un millonario de la época.
Por el año 1859, Moreno perdió su brazo derecho en Cerro Grande, en donde formaba parte del cuerpo de los Zuavos Constituyentes, marchó en dirección a La Serena a las órdenes de Pedro León Gallo para enfrentar a las líneas del Presidente Montt. Vuelve al puerto para continuar con las faenas hacia el año 1869 muere en Valparaíso, dejando un patrimonio de minas y establecimientos a su mujer Delfina Zuleta y amigo Rafael Barazarte, quienes a final de 1870 contraen matrimonio. El movimiento que empezó Moreno se ve reflejado en las exportaciones, situando a Paposo como el principal puerto donde se cargaba y enviaban minerales:
“Se sabe que se esportaron en 1875 por el puerto de
Taltal                    448,028
Paposo                                5.386,588
Chañaral             1.935,375
2.683,104 kilógramos de cobre en barra” (Domeyko, 1900: 81)

Los minerales de cobre y plata de Paposo, están repartidos por distintas partes del desierto, en las que podemos mencionar algunas que aún en el año 2011, se encuentran operativas: Abundancia, El Cobre, Reventón, Yumbes, Matancillas, entre otras. Estas entregaron y situaron a la zona de Paposo como la más importante del país. Muchos de estos minerales eran llevados a la fundición Delfina, bautizada en honor a la esposa de Moreno; actualmente se encuentra en ruinas producto de la explotación minera actual. Los minerales llegaban de la costa por intermedio de un ferrocarril interno:

“Este ferrocarril, que tiene de dos a dos y medio pié de ancho de doble vía, recorre una estension de cinco kilómetros más o ménos, arrancando el punto de partida desde el muelle de embarque, y terminando mas allá de la cima de la ceja de la montaña, en donde, por medio de un sencillo aparato, cambia los carros para continuar por una línea angosta también y que, por ahora, será de sangre, hasta el establecimiento de fundición Delfina, distante de allí cuatro kilómetros más o ménos.

El ferrocarril está dividido en tres secciones: una, desde el muelle hasta la base de la montaña y que comprende la estension de un kilómetro; la otra, de allí hasta la cima; y la tercera, desde esta parte hasta el establecimiento.

La parte de la línea entre la base y la cima de la montaña es la mas curiosa y la mas importante por su atrevida construcción, y por la facilidad como se salva la altura de cuatro mil piés en tan corta estensión. (Donoso, 1886: 48).

Al momento de instalar un ferrocarril interno, hace entender que el capital que se manejaba era importante y la industria para la época era a gran escala, Barazarte sin duda aumento la exportación, manejaba también un sistema de comercio como el utilizado en las salitreras, una especie de “Pulpería de la Costa”, por lo tanto el movimiento industrial como comercial, estaba en manos del heredo de Moreno.

En muchas de estas minas “el minero acentuó el carácter del nortino y lo definió como un tesonero y desesperado buscador de los caminos de su tierra” (Bahamonde, 1973: 8)