viernes, 22 de julio de 2011

CONGRIOS, BALSAS Y GANADO CAPRINO


Bahamonde en su diccionario de voces del Norte de Chile, lo define como: “El más hermoso de los peces nortinos, por su cuerpo elegante, por sus movimientos rítmicos y por su coloración maravillosa”
“Los changos de Paposo salaban y secaban el congrio, así llamado charquecillo, que era negociado, llegando a venderse ocasionalmente en Santiago.  El Gobernador don Ambrosio O’Higgins trató de alentar esa industria incipiente” (Bermúdez, 1966: 16).
Por lo inmediato existió y existe una movilidad del recurso, obligando a trasladarse muchas veces por la costa, con una mentalidad sustentable el recurso, ya que muchas veces lo pescaban sólo por el compromiso que estaba pagado con antelación, lo que indicaría que cuando no pescaban el congrio, se dedicaban a la recolección de mariscos o a consumir lo trabajado en la tierra.
En la actualidad los pescadores de la caleta Paposo, mantienen vigente una serie costumbres y técnicas que han sido perfeccionadas a través del tiempo, sin duda los materiales son distintos pero los ciclos, formas de pesca y caza, tienen sus bases en lo que comenzaron sus antepasados y perfeccionaron los contemporáneos de Paposo, lo que no ha cambiado por siglos es el sabor que tiene en cualquiera de sus preparaciones y prestigio comercial.

El ganado caprino tuvo gran importancia para sus habitantes, ya que entregaba una sabrosa carne (fresca y charqui), leche para beber y preparar exquisitos quesos blancos, para el consumo familiar o muchas veces comercializados en el Puerto de Taltal; un decreto alcaldicio confirma lo anterior  junto con peras de pascua o cueros usados como bajadas de cama, adorno en comedores como alfombras, utilizados incluso en instrumentos usados en los bailes religiosos como en bombos y cajas, apretados los cueros curtidos, comenzaban a recibir los golpes de afinación, así comenzando el deleite de las procesiones de junio. Unos expedicionarios visitan en semana santa del 1886 a Paposo, describiendo:

“Los changos usaban en la costa una embarcación especial para pescar que consistía en dos cueros de cabra o de lobo inflados de aire,-prefiriendo estos últimos cuando podían proporcionárselos de esta clase,-unidos con lijeros y delgados trozos de madera. Colocaban allí las redes y se lanzaban al mar en estas frágiles embarcaciones que eran muchas veces juguetes de las olas, y volvian con la abundante pesca con que se alimentaban” (Donoso, 1886: 40)

“Oscar Bermúdez describe una carta del año 1872, donde se atestigua el interés de los Productores del salitre por disponer de balsas para sus trabajos de embarque. Está escrita por el representante de la firma Soruco y Cia., empresa que explotaba salitre en el cantón de Pisagua, y dirigida a J. J. Aguirrezavala y Cia., importante casa comercial del puerto de Cobija. La empresa salitrera solicitaba de 8 a 12 pares de balsas de cuero de lobo nuevas, que necesitaba con urgencia para el embarque, pidiendo que, de no poder adquirirse en Cobija, se hiciera su compra en la caleta Paposo". (Álvarez, 2003: 42) evidentemente el oficio y técnica de construcción de las balsas de cuero de lobo de Paposo, no fue un tema menor dentro de la población. El grado de importancia que significaba la fabricación de balsas para transportar salitre (industria insipiente) a los buques que esperaban llenar sus bodegas y poder zarpar a otro continente, llevando la riqueza mineral y de identidad-cultural, con la explotación minera la población changa lentamente comenzó a desaparecer de la misma manera como el buque en el horizonte.

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